UN MES DE MEDICINA EN RUSIA
ANTIGUASHenar Casero Palmero. Promoción XXVIII. MIR
- Cuál es tu profesión/carrera profesional/ocupación?
Estudio el MIR
- Qué papel aporta tu desempeño en la sociedad actual?
Ahora mismo, como estudiante, creo que mi papel es formarme muy bien para poder servir como el mejor profesional que llevo dentro. Aún así, soy consciente de que también tengo un papel en mi clase, sobre todo a la hora de dar argumentos y explicaciones en temas de bioética, ya que la gran mayoría no piensan igual que yo y muchas veces por falta de conocimientos o de reflexión.
- Ha influido en la elección de tu profesión/vocación y carrera profesional el colegio, alguna profesora en particular a la hora de impartir una asignatura determinada?
Yo, a la vez, nunca y siempre quise hacer medicina. Creo que tengo una clara vocación a la medicina pero la verdad es que siempre me había justificado porque pensaba que era una carrera muy dura, que nunca acabas de estudiar y encima el sueldo no es desorbitado… y, en cierto modo, no me equivocaba jaja. Pero en el colegio me ayudaron a enfrentarme a mí misma, a descubrir mi camino y a dejarme la piel en ello. Me ayudaron a saltar sin miedo a caer, y gracias a ellas –a todas las profesoras- hoy sé que, por encima del miedo, está la felicidad y la satisfacción de saber estar haciendo algo más grande que tu propia comunidad
- De qué manera te ayudó el paso por el colegio? Podrías destacar un valor adquirido o enseñado en el colegio que te haya resultado especialmente provechoso en tu vida profesional y personal?
En el colegio me dieron las herramientas para ser una buena persona y un buen profesional. La medicina es un mundo competitivo (al menos la carrera, que es de lo que puedo hablar…) y muchas veces no se tienen reparos en pasar por encima de quien haga falta para conseguir los propios objetivos. En el colegio, lo más importante que me enseñaron es a ser feliz. Y a saber distinguir la felicidad real de la ilusoria. Y eso significa anteponer ciertas cosas al beneficio personal, saber que lo primero es la persona y que lo demás está al servicio de ello. Gracias a ello, nunca he perdido de vista esto en el trato con mis compañeros o los pacientes. Y sé que eso marca la diferencia
- Mantienes el contacto con las compañeras de tu clase, promoción o antiguas alumnas?
Sí, claro. Este año hace cinco años que dejamos el colegio y queremos reunirnos todas las que podamos y armar un buen lío, jaja. Las amigas del colegio son especiales y diferentes a cualquier otra amistad que hagas. No importa la distancia, el tiempo que hagas que no hables con ellas… al reencontrarnos, siempre es como volver en el tiempo.
- Cuál fue la profesora a quién recuerdas especialmente y por qué?
No sabría decir una, la verdad. Recuerdo haber hecho sufrir a alguna particularmente jaja y me acuerdo de rezar para que no tenga que pasar por eso otra vez, o que, si lo hace, lo lleve tan bien como conmigo. Guardo un recuerdo especial de cada una, porque todas han dejado huella de una manera u otra
- Qué es lo que recuerdas con más cariño de tu colegio?
Creo que lo mejor de esta vida es la gente. Y mi mejor recuerdo es esa familia adoptiva que formaban tus compañeras de clase, las de otros cursos, las profesoras… Siempre podías ser tú misma y sabías que, si te caíais, siempre habría alguien dispuesta a levantarte. No había problema que no tuviera solución. Esto ahora es evidente que no es la norma, pero cuando estás allí no lo valoras. Al llegar a la universidad te das cuenta que tienes que aprender a sacarte las castañas del fuego y a hacerte un hueco en un mundo un poco salvaje. Esto tampoco creo que sea malo, porque te enseña muchas cosas, pero nunca he vuelto a estar tan a gusto como en el colegio.
RUSIA:
Durante septiembre de 2014 tuve la oportunidad de hacer unas prácticas en Moscú gracias a una asociación de intercambio de estudiantes de medicina. Elegí Moscú porque siempre me ha llamado su historia y su contraste con el mundo occidental, y la verdad es que no quedé decepcionada.
Por un lado, es una ciudad increíble, con mucho que aprender (también porque desconocía mucho) y mucho que descubrir. Y por otro, la medicina allí es un paraíso para los estudiantes; por un lado, tiene todos los avances de la medicina moderna, y por otro, hacen falta manos y siempre están dispuestos a enseñarte. Así que he aprendido mucho.
Pero, aunque he aprendido mucho en el campo profesional, creo que lo que me llevo es mucha riqueza humana. Es igual que cualquier gran ciudad del mundo y a la vez es un mundo aparte; es un país de contrastes. Es un país que ha sufrido mucho y a primera vista pueden parecer fríos e indiferentes (la gente no sonríe por la calle, les enseñan de pequeños que al sonreír parecen tontos…) pero luego son muy acogedores y al menos la experiencia que he tenido es que tienen un gran corazón.
Me impresionó sobre todo la Iglesia allí. Solamente hay dos iglesias católicas (es un país mayormente ortodoxo) y es una ciudad de 12 millones de habitantes… no es muy fácil moverse de una punta a otra de la ciudad. Pero hay gente que hace 2 horas de atasco sólo por ir a misa y se ve que al sufrir tanto con el régimen comunista los ha unido más y se siente verdaderamente familia.
Muchas veces no valoramos lo que nos han enseñado en el colegio, y allí lo atesoran. Y hay gente que se ha jugado la vida por ello. Y eso te abre los ojos… porque es en la adversidad cuando de verdad valoras lo importante. Y ellos lo enseñan con su vida.
Después de estar allí un mes vuelvo dando gracias por todo lo que he vivido y aprendido en casa, en el colegio… por todas las facilidades que he tenido y por las posibilidades que he tenido. Y por supuesto, ¡¡con muchas ganas de volver!!
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